Seguro que muchas me visteis el viernes por stories, una pincelada de estar arriba y abajo, contenta, agotada, triste y estresada. Un combo que cuando se hace una bola tan grande comienza a ser difícil de gestionar.
A pesar de todo, no me me quejo, este es el resultado de la vida que he elegido y el 80% han sido decisiones tomadas por mí.
La tristeza por mi madre.
El cansancio por mis niños.
El estrés por mí y mi autoexigencia.
¿Qué es la autoexigencia?: Es esa presión autoimpuesta por cumplir todo aquello que te propones. Y se vuelve en nuestra contra cuando no lo logramos, el resultado no es el esperado, cuando abarcamos más de lo que podemos gestionar o cuando algo se tuerce y trastoca todo lo demás.
La autoexigencia tiene mucho que ver con el perfeccionismo.
¿Qué genera? Mal carácter, mal humor, ansiedad, irascibilidad, pensamientos de que no valgo suficiente, de no estar a la altura, frustración y rábia.
¿Qué ocurre entonces?
Realmente en mi caso me costó identificar cual era el problema, estaba tan cansada que no podía pensar, razonar y buscar soluciones.
Así que recurrí a mi cajón de herramientas y os las detallo:
Cómo gestionar la autoexigencia, un mal día o una mala semana?
1. - Lanza una vengala. Lanza el aviso de que no estás bien. Escribe, llama o acude a esa persona que sabes que va estar y decir lo que de verdad necesitas y te viene bien, te va a aportar calma y claridad. En mi caso, lo primero que hice por la mañana, fue mandar un mensaje a mi mejor amiga. Ya os digo que no podía pensar con claridad, por lo que fui muy breve y concisa.
“Súbeme la moral”
Aun no sabía que me pasaba, pero no me sentía con fuerzas, no me sentía válida y tenía ganas de tirar la toalla en varios de los frentes que tenía abiertos, por los que llevaba tanto tiempo trabajando. Y después de contarle un poco como me sentía llegamos a la conclusión: “no era un buen día para pensar” porque mis pensamientos no estaban trabajando por mí, sino en mi contra. Y me ordenó literalmente “NO PIENSES”. Me costó pero lo hice.
En esos casos, conviene hacer un esfuerzo y PARAR, DELEGAR y DESCANSAR siempre que sea posible. Y así fue como pospuse todas mis decisiones del día para el día siguiente.
Porque no hay nada más cierto que “Mañana será otro día”, y “Al final siempre sale el sol” (porque en realidad, el sol (la claridad), siempre está, pero a veces las nubes (preocupaciones, problemas y autoexigencia) lo hacen desaparecer.
2. - Tu valía no está en juego. Tenemos la mala costumbre de dudar siempre de nosotras. SIEMPRE. Nunca nadie duda de una calculadora o de un excel. Es verdad que las personas nos podemos equivocar, de hecho nos equivocamos constantemente pero eso en ningún caso significa VALER MENOS o no valer. Significa que lo estamos intentando, que no estamos a una única suma, en una única operación, queremos llevarlo todo hacia delante, y como ya imaginarás, nos cuesta delegar.
3. - Enfócate en algo que te apetezca de verdad. En momentos de estrés extremo como puede este, llega un momento en que nuestra cabeza NO DA PARA MÁS.
Es una señal clara del cuerpo para que te plantes en el sofá y descanses o te pongas las zapatillas más cómodas y te lances a dar una paseo mirando el mar, sin más. Sin tiempo, sin exigencias, sin culpabilidad. Haz eso que sabes que te sienta bien. Nada más. Dale tiempo a tu cabeza a resetear y volver con fuerza.
4. - Practica la compasión. Contra la autoexigencia destructora, mucha autocompasión regeneradora. Si hace falta hazlo en voz alta, pero se amable contigo y por supuesto con los demás. Un mal día nos destroza y solemos golpear bien fuerte a quienes nos rodean y a nosotras mismas, porque no nos gusta no estar bien o no controla la situación. Pero ni tu puedes estar siempre bien, ni eres SUPERWOMAN, ni debes pretender serlo. Tu entorno, está ahí para arroparte, ayudarte, darte amor y todo lo que necesites, por eso, como a ti misma, TRÁTALOS CON RESPETO, AMOR, DELICADEZA Y EMPATÍA.
Te animo a que te guardes este artículo para esos días donde quieras mandarlo todo muy lejos porque no te sientas bien contigo misma. Quédate con las herramientas y ajusta tanto como puedas autoexigencia y perfeccionismo. Porque exigirte demasiado no te llevará más lejos, solo te hará sentirte peor en el camino.
Si tratas de poner palabras a lo que sientes, será más fácil saber de qué se trata.
Y por supuesto, si necesitas gritar y llorar, hazlo.
Estupendos consejos Laura. Un abrazo
Yess, totalmente identificada, porque nadie, o casi nadie, te dice que puedes parar y no pasa nada... Que hay días que no puedes con todo, pero No Pasa Nada!!! Vamosss para adelante!!! Gracias por tus reflexiones!! 💪🏼💓