Seguro que te has animado a leer este artículo para irte directa al final del todo y descubrir de una vez la receta de la felicidad.
No seas impaciente, y disfruta del camino, porque esa es una de las primeras claves de la felicidad.
Imagina que tu vida es una línea recta y al final puedes visualizar la felicidad plena, ¿Irías directa hacia allí? ¿Seguro?
La vida puede ser una línea recta sí, pero en realidad nunca lo es, siempre tendemos a desviarnos del camino, en realidad desviarse es parte de la vida, casi imprescindible o irrefrenable, es algo que no se puede evitar. Para sentir hay que vivir y para vivir hay que sentir, no puede ser de otra manera.
Solo una vida no vivida permanece en linea recta, sin emociones, ni lágrimas, ni altibajos, sin aventuras ni desengaños, sin alegrías ni abrazos.
Te decía eso de desviarnos del camino, como aquella linea algo menos recta, que nos invitan a seguir y que en realidad se llama “lo que esperan de nosotros”.
Se espera que seamos fuertes, que no fallemos, que no destaquemos, que no suframos, que no pidamos demasiado a la vida, que nos conformemos. Se espera que pasemos por la vida de puntillas. Sin darnos verdadera cuenta de nuestro poder, de nuestra energía y de que nuestro corazón es mucho más que un músculo, es un trocito de intuición, que a veces nos empeñamos en no hacer caso.
¿Qué tiene que ver esto con la felicidad? TODO.
Solo serás feliz cuando sepas donde reside la felicidad. No está en los demás, no está en el mañana, no se quedó en el ayer. No está al final del camino, tu camino. Está cerca, muy cerca. Tan cerca que si fuera fuego, te quemarías. Tan cerca, que si pesara mucho no podrías moverte. Tan cerca que no puedes verla, solo sentirla, porque la felicidad en realidad, está dentro de ti.
Seguro que esto ya lo has escuchado o leído antes, pero si no te ha calado y sigues buscándola fuera es que no has entendido nada, o no te lo has tomado en serio, y eso te aleja de lo que buscas, te aleja de la felicidad, porque yo no la he visto, pero la siento. Ahora mismo, está a la altura de mi pecho y tiene forma de algodón de azúcar, suave, esponjoso y dulce.
Cierra los ojos 5 segundos y recuerda el momento más feliz de tu vida, ojalá sean tantos que no sepas elegir, pero quédate solo con un momento.
¿Qué sentías? ¿Qué estabas haciendo? ¿Dónde estabas? ¿Quién te acompañaba?
¿Qué es hoy diferente? ¿Qué puedes traer a hoy de ese recuerdo?
Quizá hayas conectado con un recuerdo de cuando eras niña, y ahora las cosas no sean tan sencillas, pero tu sigues siendo la misma. Tienes el mismo corazón, los mismos ojos, la misma esencia.
Lo que te hizo feliz aquel día era seguramente el momento y cómo lo viviste, intenso, real, único e irrepetible. Sola o con personas que te querían y quieren por encima de todo.
Ser feliz, es darte cuenta de que todo está bien dentro y que todo lo que depende de ti está bien fuera también. Nada más. Tenemos suerte, tenemos poder, pero no tenemos la responsabilidad sobre todo aquello que pasa a nuestro alrededor. Abraza la calma y siéntela dentro de ti. ¿La sientes ahora? (y si no es así, ¿qué te lo impide?)
Pues este sería MI SECRETO, mi receta mágica de la felicidad. Ojalá a partir de hoy, también sea la tuya. Y logres ser feliz muchísimos momentos de tu vida, abrazándote cuando todo no vaya tan bien y te tambalees, con la certeza de que la felicidad está ahí, dentro de ti y volverás a sentirla.
Si te ha gustado mi secreto, compártelo con tus amigas, serán más felices.
No quiero despedirme si recordar que hoy es el día de la madre, y he dejado en Instagram un reel muy cortito pero muy especial.
Además te dejo a continuación un tip muy sencillo para empezar a pensar en ti y practicar el autocuidado ahora mismo si quieres.